NUESTRA HERMANDAD, EN EL PREGÓN DE SEMANA SANTA DE BARCELONA

 NUESTRA HERMANDAD, EN EL PREGÓN DE SEMANA SANTA DE BARCELONA

Queremos compartir con nuestros hermanos y devotos de Nuestra Señora de las Angustias y su Hijo, el Santísimo Cristo de la Misericordia, el fragmento del pregón de Semana Santa dedicado a nuestros titulares gracias al Sr. Francisco Javier Segura Márquez.
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ANGUSTIAS: LA MADRE DE JESÚS DORMIDO
Hemos llegado al Calvario. Nos pesan, a esta hora, la vigilia y el cansancio, y hay en la luz emborronada de la tarde una tormenta de arena, un aluvión de preguntas, un tropel de iniquidades que ponen amargura en el rostro siempre dulce de María, la de las tocas moradas, la de la paz en el alma, la de la luz sin igual en la mirada.
Ayer mismo, Viernes como aquel Viernes Santo que soñamos, toda la Iglesia celebraba la Fiesta de la Encarnación del Señor. En aquel cuerpo, casi ingrávido por puro, se hizo hombre el que no cabía en el mundo entero. “De tan puro no pesa” dijo Caro Romero de aquel pan cocido en el crisol de su vientre, el que dio a luz eternidades en medio del tiempo. Pero en el Viernes Santo que se asoma a las palabras, digo a la Virgen de las Angustias: Madre, ¿cuánto pesa el pan puro del cuerpo muerto del Cristo de la Misericordia?
Miro a las Angustias, igual que miro lo que en ella hay de mi propio sentimiento sevillano. Su fundador, Alberto Sanahuja, es hoy uno de los sacerdotes que puntualmente y con fervor sirve a mi querida Hermandad de la Pastora de Santa Marina, predicando su novena y fomentando su devoción. Miro a la Virgen, que sostiene en sus brazos al Hijo ya sin vida, y quisiera yo aliviarle la divina carga de Jesús en el regazo… ¿quién echaría una mano sobre el cuerpo del Señor con el mismo cariño y dulzura de su madre?
Imagino a las Angustias en su Viernes Santo, rendida de dolor, acompañada por la luz de sus guardabrisas, atravesando las calles que van de Sant Jaume a la Catedral para el Encuentro en que la Semana santa barcelonina vuelve a ser lo que fuera en aquel tiempo. La esperan las calles, fervorosas y de la voz del pueblo brota la plegaria.
Todas las flores del campo,
y las estrellas del cielo,
las campanas de las torres,
los pilares de los templos,
y los arcos apuntados
que dan al techo sustento,
las golondrinas del aire,
los volanderos vencejos,
la sal de todos los mares,
la paz de los riachuelos,
y los verdes de los bosques,
y los álamos sedientos,
y los chopos a la orilla,
y los lirios predispuestos,
que vengan a Barcelona
y miren en tal tormento
a la Madre en sus Angustias
sosteniendo al Hijo muerto.
El blanco que hay en la espuma
de los mares, los enhiestos
mármoles de antiguas villas
romanas, y el blanco prieto
de la cal con la que pintan
la paz de los cementerios,
el blanco de las vajillas
de loza y el blanco ajeno
con que caen desfallecidos
los claveles pintureros,
que le pongan a la Virgen
de las Angustias un velo
para que siendo el Calvario
el ara para ofrecerlo,
quede como antigua ofrenda
sobre el blancor el Cordero.
Y el negro de tantas noches,
y el negro con que mineros
pusieron el azabache
en manos de los plateros,
el negro de los carbones
que va quemando el incienso,
el negro de la neblina
del Viernes Santo funesto,
que descendido a la saya
de Angustias, ponga en el lienzo
de los pliegues de la saya
la negrura del desvelo.
Y blanca y negra la tarde
del Viernes Santo postrero,
vaya tomando del mundo
las flores y los requiebros,
y los ángeles que lleva
la Virgen a los pies puestos,
con sus manitas preparen
un altar para ofrecerlo.
Que los barcos de la mar
tracen sobre el mar senderos,
y en la estela de sus rutas
traigan de la mar al puerto
las riquezas orientales,
y los tesoros inmensos,
y alivien así el gemido
de la Madre en llanto fiero.
Que los montes catalanes
se rebajen hasta el suelo,
y de sus cumbres nevadas
caiga el agua en torrentero,
y así regando el Calvario
hagan del Gólgota un bello
risco donde Angustias sea
Pastora de su Cordero.
Que las bellezas del mundo
hagan de beldad desprecio,
que rompan los artificios
su compuesto principesco,
que los poderes renuncien
y vacantes los imperios,
pongan los ojos en ti,
Emperatriz del Portento,
y allí te digan, Angustias,
lo que hay detrás de tus miedos,
la Pascua que está temblando
dentro del sepulcro nuevo…
Y mientras le dan puntadas
al corazón descompuesto,
mientras la tarde prepara
la noche a vivir de nuevo,
la Virgen de las Angustias
va por la luz en recuerdo,
buscando quien la acompañe,
quien ande sus pasos tiernos,
quien a su ritmo suspire
y ofrezca el llanto a su tiempo.
Y entre las flores del campo,
y las estrellas del cielo,
las campanas de las torres,
los pilares de los templos,
la sal de todos los mares,
y los lirios predispuestos,
la llevan por Barcelona
sosteniendo al Hijo muerto
la fe, la fuerza y la gracia
de sus hijos costaleros.
Vídeo en Youtube: https://youtu.be/pGXlyhfQSkM





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